AGRESIONES A VIGILANTES – TAPAR, TAPAR Y TAPAR
ASERPRI
La realidad profesional de los Vigilantes de Seguridad suele tener poco interés, tanto para los clientes como para la población en general. Tratados como “muebles viejos” o como imposiciones legales no deseadas, el ímprobo trabajo que desarrollan estos profesionales en pro de la seguridad de la población, permanece en el oscuro limbo entre la necesidad y el desinterés más absoluto por su labor.
Si en la primera parte de la entrevista, publicada en este mismo medio bajo el título “Agresiones a Vigilantes en Primera Persona”, se hizo hincapié en la situación laboral y en la propia agresión sufrida por FJA el mes pasado, en esta segunda parte se centra en “las consecuencias” y en las posibles “soluciones” que, por otro lado, no son nada fáciles de alcanzar por un colectivo, tan ignorado como denostado por los estamentos políticos, empresariales y buena parte de la sociedad, como son los Vigilantes de Seguridad.
Entrevista realizada a FJA entre los días 11 y 19 de marzo de 2021.
LAS CONSECUENCIAS DE LA AGRESIÓN
-Rep- RM.- ¿Cómo se encuentra hoy de las lesiones?
-Rep- FJA.- Por la luxación cerrada del hombro izquierdo aún llevo el brazo en cabestrillo. Después que me hicieran un TAC en la mutua, estoy en tratamiento por los ataques epilépticos y para la inflación de los golpes en la cabeza.
RM.- Y, a nivel laboral, ¿Cómo se encuentra? ¿Continúa con la baja médica y en tratamiento?
FJV.- Continúo de baja médica, y como le he dicho antes, supervisado por la mutua, pero en mi casa.
RM.- En algunas ocasiones, los compañeros agredidos han tenido dificultad para descansar, conciliar el sueño, estrés…, ¿padece dificultades similares a éstas?
FJV.- No, pasados los primeros días, en los que el dolor era muy intenso, duermo bien y no sufro de estrés. Descanso todo lo que puedo para recuperarme cuanto antes.
RM.- ¿Tiene recuerdos repetitivos o sentimientos negativos de aquellos instantes?
FLV.- No pienso mucho sobre ello. Los recuerdos los mantengo vivos porque la Ertzaintza me llaman para ver imágenes y videos que les pasan desde Seguridad de Euskotren, para la investigación que mantienen abierta, pero a nivel personal no los tengo. Prefiero no pensar en ello más de lo necesario.
RM.- En su caso, ¿Había sufrido agresiones y/o lesiones anteriormente estando de servicio?
FJV.- Sí. Hace muchos años me agredieron en la estación de Bilbao. Tuve perforación del tímpano a consecuencia de aquella agresión. A consecuencia de ella, aún hoy día sufro algunas molestias y una leve pérdida de la capacidad auditiva.
RM.- He conocido casos de compañeros a quienes les embargó un sentimiento de culpa por lo ocurrido. ¿Es este su caso? ¿Le asalta algún sentimiento de culpabilidad por el incidente?
FJV.- No. La verdad es que no he pensado en ello, por lo que supongo que no me ocurre. No, no he pensando en lo que me dice.
RM.- Echando la vista atrás, ¿Cree que podría haber evitado la agresión? Y en caso afirmativo ¿Cómo lo hubiera hecho?
FJV.- Sí la podría haber evitado. De haber actuado como hacen algunos de los vigilantes que prestan servicio en Euskotren no me hubiera pasado. Si hubiera pasado de todo como hacen quienes trabajan sin meterse en nada de lo que ven, no me habría pasado. Pero yo no soy así. No puedo mirar para otro lado cuando sé que debo actuar y cumplir con mi trabajo.
RM.- En ese caso, además de ignorar las obligaciones, ¿Cómo cree que se podría evitar este tipo de agresiones?
FJV.- La solución es bastante complicada. Cada vez entran vigilantes peor preparados. Hoy día el personal que realiza los cursos a través del LAMBIDE, [Servicio Vasco de Empleo] sale con una formación y una preparación penosa. Muchos de ellos no superarían las pruebas nacionales organizadas por la UCSP. No pasarían de las pruebas físicas. Y, sin embargo, aquí consiguen la TIP directamente después del curso sin más pruebas ni exámenes ante la policía.
RM.- En ese caso, ¿Considera que hoy día, la profesión, es más peligrosa que antes, o sólo el lugar dónde se desarrollan los servicios?
FJV.- La profesión de vigilante de seguridad no es más peligrosa que antes. Pero sí que las condiciones laborales y, como he dicho antes, la formación, no son adecuadas para desarrollar bien los servicios.
RM.- ¿Siente que, en estos momentos, tiene el apoyo y la ayuda adecuada por parte de la empresa? ¿Sobre todo en cuestiones sanitarias, apoyo moral o económico?
FJV.- Económicas no. Pero es cierto que la empresa se ha preocupado por lo ocurrido. Incluso he recibido la visita del dueño de ALSE. Tuvimos una intensa conversación, y reconozco que fui muy duro con él cuando vino a verme.
RM.- ¿A qué refiere con ser «muy duro»?
FJV.- Pues, a que no me callé nada sobre las deficiencias que tenemos en el servicio y el comportamiento de la propia dirección de Euskotren en algunas ocasiones.
RM.- Siguiendo con esta misma línea argumental, ¿Se siente arropado por los compañeros, comité de empresa, y/o sindicatos?
FJV.- Por los compañeros, Sí, mucho. Incluidos los miembros del comité de empresa. Pero los sindicatos, como entidad, nos tienen abandonados. Ninguno se ha preocupado por lo sucedido más allá de alguna nota de prensa. No quiero saber nada de ellos, pues considero que algunos de los problemas que tenemos en los servicios, no ocurrirían si tomaran cartas en el asunto. Somos una «P.M.» para los sindicatos.
RM.- ¿Algún otro colectivo profesional o asociación le ha mostrado y ofrecido apoyo legal o, como mínimo, moral?
FJV.- Sólo ARSEPRI. Desde el primer momento se están interesando por lo ocurrido y por la evolución de mis heridas. Se lo agradezco mucho.
BUSCANDO SOLUCIONES
RM.- ¿Le parece bien que hablemos un poco sobre las medidas de seguridad que se deberían adoptar tendentes, al menos, para la minimización de las agresiones?
FJA.- Vale, no me importa.
RM.- Entre el colectivo de Vigilantes de Seguridad se insiste mucho en las medidas personales que se deberían adoptar en aras de la defensa personal del personal operativo. ¿Durante el servicio, suele llevar algún equipo de protección individual además de los asignados legalmente al personal operativo de Seguridad Privada? En concreto me refiero a la utilización de spray de defensa con gas, chaleco o peto anticorte y antiagresión, ropa antiabrasión, o guantes anticorte.
FJV.- ¡No!. No llevamos ningún equipo. Nada de nada, salvo la defensa.
RM.- Me ha comentado que hace años practicó un poco de defensa personal. ¿Cree que de estar mejor preparado en dichas técnicas hubiera logrado defenderse de la agresión, o al menos minimizarla?
FJV.- Minimizarla Sí. Evitarla No. La rapidez; el sorpresivo primer ataque por la espalda; que eran cinco; y sobre todo, la agresividad que utilizaron, hicieron imposible que pudiera defenderme bien.
RM.- ¿Tiene la sensación de que fueron expresamente a por usted ese día?
FJV.- No. Estaba allí y me tocó. Igual le podría haber ocurrido a la supervisora de Euskotren. Aunque es verdad que ella tiene la posibilidad de quedarse dentro del búnquer y dejarles pasar sin enfrentarse a ellos.
RM.- ¿Qué medidas de seguridad cree que se deberían implementarse para los vigilantes de seguridad en aquellos servicios conflictivos como en el que presta servicio en Euskotren?
FJV.- Dos cuestiones serían imprescindibles y urgentes: Tener la consideración de “Agentes de la Autoridad” y realizar las patrullas en parejas, con chalecos antipinchazos, como mínimo. Hoy día nos encontramos a diario con bandas latinas y maras que suelen ir y actuar en grupos. La mayoría de las veces son grupos grandes. ¿Qué puede hacer una persona sola y sin ningún tipo de protección o comunicación inmediata contra ellos? Pues lo que ocurre, ¡Recibir agresiones!
RM.- ¿Tiene conocimiento sobre si, la empresa, la Dirección de Seguridad de Euskotren, o desde el Gobierno Vasco, tengan intención de modificar o mejorar las condiciones de seguridad para los vigilantes durante el desarrollo de los servicios en Euskotren?
FJM.- No. Continúa igual. Hay compañeros que conocen a los agresores, pero la dirección de Euskotren se ha negado a presentar denuncia y, lógicamente, la Ertzaintza necesita denuncias y pruebas para actuar contra ellos. Mientras hablamos me ha llegado la noticia de otro compañero de PROSEGUR agredido hace pocos días en Ortuella.
RM.- Para terminar, si considera que hay algo más que se ha quedado en el tintero, ahora es el momento para complementar la entrevista.
FJV.- Pues sí. Es una vergüenza que los vigilantes de seguridad no tengan las medidas de seguridad adecuadas para realizar su función como “auxiliares de las FSE”. Nunca se debería haber pasado las competencias a las comunidades autónomas. Deberíamos depender de la policía y la UCSP como antes.
FJV.- Esto ha ido a peor. En servicios como Euskotren, que es del gobierno blanco, no se van a tomar medidas contra el propio gobierno vasco. Llevo casi treinta años de servicio, y al final me planteo dejarlo y buscarme un trabajo lo más “normal” posible.
FJV.- En cuanto a las agresiones que sufrimos durante los servicios, se ha implantado un silencio hermético de cara a la sociedad. “La consigna que se sigue es Tapar, Tapar y Tapar”.
RM.- Muchas gracias por todo y ánimo por una rápida recuperación.
… Hasta aquí la entrevista realizada a FJA. Como se ha manifestado anteriormente, por desgracia, no se trata del último Vigilante de Seguridad agredido durante el desarrollo de su servicio, pero si ha sufrido una de las agresiones más graves de los últimos años. Los autores no podrán celebrar su “hazaña de cobardes en grupo”, pues estas acciones violentas no logran romper el “espíritu de profesionalidad”, como el demostrado por FJA a lo largo casi de treinta años.
En aras de la veracidad de la información, la dirección de esta “Crónica”, se puso en contacto con la Ertzaintza para recabar información de primera mano sobre el estado de las investigaciones de la agresión. En una amable y rápida comunicación, se nos ha confirmado que «se encuentra aún en investigación para identificar a los implicados en las agresiones» con el fin de «poner en conocimiento de todo ello a la Autoridad Judicial»
En cuanto a la dirección de Euskotren, no puede decirse que esté poniendo el interés debido tendente a un rápido esclarecimiento de la agresión sufrida por FJA. A los atrasos en la entrega de prueba a los investigadores se suma la desidia por corregir la situación de los VS bajo su mando. Los VS que precedieron a FJA y quienes han continuado sufriendo similares agresiones, dan testimonio suficiente de la dejadez que tiene este organismo oficial por la seguridad de los pasajeros y de los empleados que trabajan directamente para Euskotren.
En este caso, como en otros muchos, la ignorancia sobre el auténtico trabajo que realizan a diario, o las cuestiones económicas, no son justificación suficiente para consentir que, el personal operativo de la seguridad privada, desarrollen su labor en “zonas de guerra” sin las medidas de protección adecuadas ni con carencia de personal.
Los Vigilantes de Seguridad no pueden continuar siendo el viejo saco de boxeo donde cualquier persona pueda descargar sus amarguras y desavenencias con la sociedad, o con su vida particular. Mientras continúen permitiéndose agresiones de esta clase, gracias a una legislación obsoleta y a la dejadez de quienes contratan los “Servicios de Seguridad”, por obligación o por publicidad institucional, las sombras del delito y quienes viven en ellas, camparan a sus anchas por estaciones y vagones de tren o de metro. En grandes comercios y en pequeñas tiendas, en los parques y zonas deportivas, etc…, ganando la partida a la sensatez, a la justicia y al orden social.
Durante la entrevista, FJA, ha definido muy bien cual es la situación real en la que se encuentra un número muy importante de Vigilantes de Seguridad que sufren agresiones gracias en parte a este desamparo legal y laboral en el que se encuentra el colectivo. La siguiente sentencia de FJA es tan real como demoledora, pues desde hace demasiado tiempo ya, «La consigna que se sigue [con las agresiones a los Vigilantes de Seguridad] es Tapar, Tapar y Tapar».
Saludos y Gracias por estar ahí.
Rafa Montilla.
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